miércoles, 30 de julio de 2014

Chapter thirty one.




*Niall Horan*

Después del almuerzo, Liam y yo nos fuimos juntos a la clase de cocina. Era la mejor asignatura que había, en serio, podías comer lo que querías y no te decían nada. En fin, como sabía que entre Liam y Ann todavía había mucha 'tensión' y ellos se sentaban juntos, decidí ocupar el sitio de Annie. La susodicha, al llegar y verme sentada en su sitio, me agradeció con la mirada. Es lo menos que podía hacer. Oriana y Ann tomaron asiento detrás de nosotros y me giré a verlas, cogiendo a Liam del brazo para que también, a regañadientes, se girase.
-Hola chicas- sonreí animado. Cuando decía que ésta es la mejor clase de todas no mentía. Ori rió y estiró su brazo para revolver mi pelo, a lo que aparté su mano de un manotazo.
-Hola bobos- saludó riendo una vez más. Ann solo sonrió, bajando la cabeza.
-¿Qué creéis que cocinemos hoy? Yo quiero hacer pizza- saqué mi labio inferior hacia fuera, en un intento de puchero.
-Ya hicimos pizza hace dos semanas, yo creo que ya es hora de hacer brownies- Ori se cruzó de brazos, con el ceño fruncido.
-Pero la pizza es mejor- argumenté.
-¿Y en qué te basas, listo?- replicó, enarcando una ceja.
-La pizza puede llevar los ingredientes que quieras mientras que el brownie solo lleva chocolate- reí.
-Pero igual los brownies son mejores- me sacó la lengua, riéndonos segundos después. Los tontos de Liam y Annie no participaban en nuestra absurda pelea, solo mantenían la cabeza agachada, evitando hacer contacto con la mirada. Saqué mi móvil rápidamente, escribiéndole un mensaje a Oriana.
N.- Odio que no se hablen :( #TeamLannie.
Oriana, divertida, sacó el móvil de su bolsillo y con una pequeña risita, me envió una respuesta.
O.- Y yo Nialler :( Jajaja #TeamLannie?
N.- Sé que dijimos que no nos íbamos a interponer, pero lo haremos solo para que al menos sean amigos de nuevo, luego que salgan si ellos quieren (; Liam + Annie = Lannie.
O.- Estoy contigo, pero lo de que salgan quizás ya no, Annie está saliendo con el chico del otro día. No soy tonta Niall, hasta ahí llego jajaja
N.- Pues al menos que se hagan amigos de nuevo. Oye, yo solo te lo dejaba claro!
O.- Claro que sí! Shh tú ahora intenta disimular.
N.- En fin, hablaré con Liam, le diré que vaya esta noche a hablar con Annie y que se arreglen de una vez por todas.
O.- Está bien, espero que funcione.
N.- Crucemos los dedos.

*Annie Stonem*

Cuando llegué a casa subí rápidamente las escaleras hasta mi cuarto y me dejé caer en la cama. Estaba muy cansada. Pero recordé que el tonto de Niall había manchado mi camiseta con una salsa misteriosa, así que me levanté para cambiarme. Me cambié los tejanos por unos pantalones negros de algodón que me iban algo grandes, me puse una camiseta de manga larga de color azul y unos calcetines gruesos. Mientras bajaba las escaleras me recogí el pelo en una coleta alta, para que no me molestase al hacer la comida. Ya en la cocina, saqué todo lo necesario para hacerme una mísera ensalada y en menos de diez minutos ya estaba sentada en la mesa con la música de Ed sonando de fondo. Odiaba comer en silencio, así que la música era lo único que me acompañaba. Lavé los platos y cubiertos que utilicé, y me tiré en el sofá una vez terminé. Me tumbé boca arriba, contemplando el blanco techo, juntando mis manos sobre mi estómago. Cerré levemente los ojos, y cuando me quise dar cuenta, ya estaba cayendo dormida. El sonido del timbre me despertó. Cogí mi móvil sobresaltada, el cual descansaba sobre le mesita de café, comprobando la hora. Las ocho menos cuarto. ¿Quién demonios sería a esta hora? La misma pregunta se repetía en mi cabeza mientras me levantaba del sofá y sin comprobar las pintas que llevaba, abría la puerta.
-Mh, hola Annie.

*Oriana Núñez*

-Te prometo que hacen el mejor té del mundo- me aseguró Edward, aguantándome la puerta de la cafetería para que pudiese entrar primera. Le agradecí con una risita, cogiendo su mano de vuelta cuando estuvo a mi lado.
-Te creo Edward- esta vez se rió junto a mí. Nos condujo hasta el final del local, una mesa cerca de la ventana. Al ser una mesa solo de dos, quedamos uno delante del otro.
-Me gusta tu camiseta- señaló divertido. Bajé la mirada hasta la prenda, riendo al darme cuenta de a qué se refería. Esa camiseta había sido suya, hasta que un día llegué yo y me la quedé. Pero él lo aprobó, así que eso está bien.
-¿Me queda mejor a mí, verdad?- carcajeé, poniendo una mano sobre mi boca al darme cuenta de lo fuerte que había sonado mi carcajada. Edward rió disimuladamente y giró la vista cuando una pareja se nos quedó mirando.
-Muchísimo mejor- alargó su mano a través de la mesa hasta poder coger mi mano, entrelazando nuestros dedos. Me sonrió tiernamente; mordí mi labio, sonrojada.
-¿Qué váis a pedir, chicos?- levanté la vista para observar a un chico joven y sonriente, no más de veinticinco años, con una libretita en la mano para apuntar los pedidos y un lapiz mordido en la otra. Edward le sonrió de vuelta y pidió dos té verdes-. Enseguida os los traigo- dio un pequeño asentimiento, desapareciendo de nuestra vista.
-Te lo prometo, el mejor té del mundo- aseguró de nuevo, bromeando, con una divertida medio sonrisa en los labios. Eché la cabeza hacia atrás, riendo fuertemente, ahora sin importar las miradas de los curiosos.
-Me has estado diciendo lo mismo todo el día, bobo- cuando noté que el pulgar de Edward acariciaba mi mano dando círculos, me estremecí. Se sentía bien, pero no tan bien como cuando lo hizo Harry. Inmediatamente me sentí mal por pensar en eso.
-¿Qué ocurre?- me miró preocupado. Lo sabía, había notado mi cambio de humor.
-Nada cariño- sonreí para tranquilizarlo, pero sé que salió casi como una mueca-; solo me dio un poco de frío- mentí. No quería hacerlo, pero ya me sentía bastante mal con haber pensado en lo que no tenía que pensar. Primero con mi chico anónimo, ahora también con Harry, ¿Quién sigue? ¿Nialler? Me reí internamente. No, Niall para Lucy.

*Zayn Malik*

-¡Zayn! ¡Zaaaaayn!- chilló mi hermana desde su cuarto, y corriendo como alma que lleva el diablo subí las escaleras, asustado. Mamá, papá y Safaa habían salido, y yo estaba al cargo, así que como buen hermano mayor corrí a ver que le ocurría a Waliyha para que gritase mi nombre.
-¿Qué ocurre?- exclamé nada más abrir su puerta-. ¿Te has hecho daño? ¿Has visto un ladrón? ¿Hay fuego?- pregunté de carrerilla, pero me empecé a reir al verla con una mirada confusa tirada en su cama con el móvil en la mano.
-¿Qué dices, Zaynie?- rió enarcando una ceja, divertida por mi ataque de hermano mayor protector. Bueno, haría lo que fuera por mis hermanas. Waliyha rodó los ojos, y de un momento a otro se sentó de golpe en su cama, chillando emocionada. Me puse a chillar con ella, sin saber muy bien de qué iba la cosa. Que quede claro que chillé como un hombre, no como una niñita.
-¿Por qué estamos chillando?- aproveché que dejamos de gritar para preguntar eso, cosa que hizo que mi hermana casi se atragantase de la risa. Palmeé su espalda hasta que pudo dejar de toser.
-¡Porque Oliver me acaba de pedir una cita!- se puso a chillar de nuevo y yo la abracé fuertemente. Pero rápidamente me separé de ella. Waliyha, confundida, enarcó una ceja al ver el mohín que hice con los labios.
-Te estás haciendo mayor demasiado rápido- murmuré, en parte orgulloso de mi hermana, pero también triste. Perderemos nuestros momentos hermano mayor-hermana pequeña que siempre me han gustado tanto. Aunque siempre me quedará Safaa. Waliyha me abrazó fuertemente, escondiendo la cabeza en mi pecho.
-Te quiero mucho Zayn, y no te cambiaría por nadie del mundo- besé su cabeza dulcemente-; aunque a veces me saques de quicio, eres el mejor hermano del mundo- luché contra las lágrimas de alegría que amenazaban por salir, pero finalmente gané-. Necesito que me ayudes Zayn, es mi primera cita y- se mordió el labio, nerviosa. La interrumpí, no queriendo que estuviese más inquieta.
-Te ayudaré en todo lo que quieras- le sonreí tranquilizadoramente-. En fin, ¿Cuándo es la cita? ¿Dónde iréis?
-Dios mío Zayn, que es hoy- gruñó, supongo que controlándose las ganas de echarse a chillar, de nuevo-. Hemos quedado a las seis, pasará a buscarme e iremos a dar una vuelta. No sé que ponerme- refunfuñó levantándose, encaminándose a su armario. La seguí para pararme detrás de ella de brazos cruzados, mirando también su ropa.
-Ponte esos tejanos azules que compraste con mamá el mes pasado- me encogí de hombros-, estaban bien. Y esas botas negras que te regalé el año pasado- exclamé señalándolas cuando las vi medio escondidas entre un par de camisetas. Mi hermana sonrió, cogiendo los tejanos y botas que le dije más un jersey marrón que ella eligió por su cuenta.
-Gracias hermano- corrió a besarme la mejilla antes de abandonar su habitación. Sonreí en respuesta, cerrando la puerta detrás de mí para dirigirme escaleras abajo de vuelta a mi lugar en el sofá. A las seis en punto el timbre de casa sonó por lo que me levanté rápidamente antes de que Waliyha pudiese ir a abrir, así poder abrir por mi cuenta e intimidar al chico que tenía intenciones de llevar a una cita a mi hermana.
-Así que- me crucé de brazos, viendo como Oliver tragaba saliva-, ¿Oliver, verdad?- el chico asintió nervioso. Lo gracioso es que ya sabía su nombre, pero de todas formas-. ¿Qué intenciones tienes con mi hermana?- jugó con sus manos, nervioso, pero cuando me contestó su voz sonaba segura.
-Quiero que se sienta conmigo como la princesa que ella es- asintió con la cabeza, convencido de sus palabras. Y con eso no tuve ninguna duda de que Oliver era el chico adecuado para mi hermana; el chico que la protegería de lo malo de la vida casi tanto como yo. Le sonreí al chico nervioso y palmeé su hombro, cosa que le hizo suspirar de alivio.
-Cuida de mi hermana- murmuré cuando escuché sus pasos bajar por la escalera. Oliver asintió con la cabeza en mi dirección, sonriendo segundos después cuando su mirada se posó en Waliyha-. Pasadlo bien- besé la cabeza de mi hermana cuando pasó por mi lado, envolviendo sus brazos en mi cintura para un abrazo.
-Nos vemos Zayn- me lanzó un beso al aire, que riendo atrapé con la mano mientras veía como cerraba la puerta y de nuevo me quedaba solo en casa.

*Louis Tomlinson*

Me encontré con Phoebe a la salida del colegio de mis hermanas. Junto a los padres de los otros niños, esperamos a que el hermano de Phoebe y mis hermanas salieran mientras la sexy chica a mi lado y yo manteníamos una animada conversación. Después de unos pocos minutos, Phoebe y Daisy que salieron por la puerta riendo felizmente, echaron a correr hacia mí al verme. Un niño castaño con el pelo revuelto echó a correr también hacia nosotros, así que supuse que ése sería el hermano de Phoebe. Mis adorables hermanitas se colgaron de mi cuello y cogí a ambas en brazos, dando vueltas. Besé sus mejillas para seguidamente volver a dejarlas en el suelo.
-¿Quién es?- me preguntó Daisy señalando a Phoebe, quien agarraba la mano de su hermano pequeño. El enano castaño sacó la lengua a Daisy y a Phoebe, y se escondió detrás de las piernas de su hermana mayor.
-Se llama Phoebe, es amiga mía- le sonreí, cogiendo su mano. Cuando fui a coger la mano de la pequeña Phoebe, ésta se agarró a mi camiseta escondiéndose detrás de mí.
-Hola bonitas- se agachó a su altura. Su hermano el enano castaño salió de su escondite, mirando mal a mis hermanas. Daisy, con un puchero en los labios, tiró de mi mano. Me puse también a su altura.
-No me gusta- me susurró, dándome a entender que se refería a Phoebe. Con el ceño fruncido, miré a mi otra hermana, quien de nuevo se escondía detrás de mi espalda mirando mal al hermano de Phoebe.
-No son bonitas, son feas- habló finalmente el enano castaño con una irritante voz chillona. Lo fulminé con la mirada, pero ni se inmutó. Phoebe se rió por lo bajo, y yo como tonto me perdí en su melodiosa risa. Daisy volvió a tirar de mi mano cuando me incorporé.
-Vámonos, Louis- suplicó con otro lindo puchero en los labios. Le sonreí a la vez que asentía con la cabeza. Me despedí de Phoebe, ignorando completamente al enano de la voz chillona, pero cuando pasamos por su lado juro que casi le suelto una palabrota.
-Adiós tontas- con su pequeña y malvada mano agarró el pelo de la pequeña Phoebe y le dio un rápido estirón. Mi hermana lloriqueó en respuesta, dolida. La cargué en brazos sujetándola con solo uno, mientras que con el otro seguía agarrando la mano de Daisy. Cuando estuvimos lo bastante lejos de ellos, bajé a mi hermana de vuelta al suelo, arrodillándome a su lado.
-¿Estás bien cariño?- pregunté suavemente, colocando un mechón de su liso cabello detrás de su oreja. Phoebe asintió con la cabeza, limpiándose una pequeña lágrima que caía por su mejilla rosada.

*Annie Stonem*

En el momento en el que sus ojos se clavaron en los míos, en ese momento, noté que dejaba de respirar por unos segundos. No me esperaba para nada su visita y para ser honesta, no había sido una sorpresa muy agradable. Me había tratado como a la mismísima mierda, ¿Qué quería ahora? ¿Un abrazo y un perdón?
-¿Puedo pasar?- murmuró para romper el incómodo silencio que se había formado, metiendo sus manos en los bolsillos delanteros de sus tejanos. Me hice a un lado, cerrando la puerta cuando el cuerpo del castaño se adentró en mi casa. Se quedó parado en medio del pasillo, indeciso de hacia dónde podía ir, así que me adelanté y entré al salón; él siguiéndome. Nos sentamos en el sofá donde anteriormente estaba tomando una siesta, manteniendo las distancias. No me atreví a mirarle, en ningún momento. Como él no decía nada, me puse a peinar mínimamente mi pelo. Juraría que me veía como el culo, pero ya daba igual; ya me había visto.
-¿Estáis saliendo?- el silencio, de nuevo, fue callado por una pregunta de Liam. Inmediatamente supe que se refería a Chris. Dejé de intentar que mi pelo pareciese normal, lentamente girando mi cuerpo; Liam ya me estaba mirando.
-Sí, lo estamos- declaré, secamente. Una mueca cruzó su rostro a la vez que bajaba la mirada. Hice todo lo posible para callar mi boca y no soltar lo que quería decir, pero no funcionó-. Puedes llamarme ingenua, zorra o todas las palabras que tú quieras, pero Chris me gusta, es mi novio, y eso no va a cambiar nada- Liam gruñó.
-Al menos no ha hecho falta que yo lo diga, ya te lo has dicho tú- escupió con una sonrisa fingida, enseguida dándome a entender que se refería a las primeras palabras que había dicho-. Te creía diferente Annie, pero ya veo que eres una maldita estúpida como todas las demás chicas- lo dijo tan tranquilo que eso me enfadó más. Me levanté de golpe, prácticamente echando humo por las orejas, y él imitó mi acto.
-¿Y cómo sabes eso, eh? ¡No conoces una mierda de mí!- grité, más que cabreada. Las lágrimas amenazaban con salir.
-¡Solo sé que eres la típica chica ingenua que se enamora del chico malo que promete que las cosas irán bien para después romperle el corazón en mil pedazos!- gritó él, de vuelta. La furia brillaba en sus ojos castaños, pero no me asusté.
-¡Eso no es verdad, maldita sea! ¡No sabes absolutamente nada!- una lágrima rodó por mi mejilla pero me las arreglé para que no la viese. Estaba tan cabreada con él que si abría la boca le iba a dar una patada donde más duele.
-¡Ojalá te rompa el corazón ya de una vez por todas! ¡Solamente eres una estúpida y tonta chica a quien nadie quiere!- ahogué un grito, abriendo los ojos lo más que pude. Pareció darse cuenta de lo que había dicho, pero ya era demasiado tarde para arreglarlo.
-¡Vete de mi casa!- ahora sí, las lágrimas caían calientes por mis mejillas, empapando mi camiseta. Grité tan fuerte que se sobresaltó, pero no se movió-. Liam, juro que si no te vas ahora mismo te patearé en las bolas tan fuerte que te quedarás sin descendencia- gruñí limpiando con rabia las lágrimas que no paraban de caer. Cerró fuertemente los ojos, y durante lo que parecieron siglos, se quedó quieto donde estaba. Y cuando menos me lo esperé, ya había salido de mi casa dando un fuerte portazo.




Hiii c: Espero que os haya gustado el capítulo y no me odiéis por lo último que acaba de pasar con Liam y Annie, tenía que ocurrir para que la historia siga su curso. No sé si me explico but anyway.
Nos vemos, os quiero! x

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